En la conmemoración del bicentenario de uno de los hombres más revolucionarios de la historia, Charles Darwin, el padre de la evolución, y a los 150 años de la obra más importante del siglo XIX, El origen de las especies, cuyo título completo es El origen de las especies mediante la selección natural o la conservación de las razas favorecidas por la vida, sigue la lucha entre las dos concepciones del mundo, la materialista y la idealista. Hoy en día, la teoría de la evolución, confirmada por los avances de la genética y demás disciplinas, permite a la humanidad avanzar en los descubrimientos científicos y combatir la teoría creacionista, que plantea todavía que la “primera mujer fue producto de una costilla”.
A raíz de sus observaciones en uno de los viajes al continente americano a bordo del HMS Beagle, Darwin estableció una polémica pero fascinante teoría, según la cual, una misma especie sufre cambios que dependen del lugar donde habita y que se adaptan a una serie de condiciones que les impone el medio. La tan aceptada historia bíblica de que Dios había creado las especies optando por colocarlas en puntos particulares, empezó a ser rebatida a fondo por Darwin, que al comparar especies extintas con especies vivas, encontró que entre ellas había parentesco y sucesión.
Para explicar lo anterior, planteó la posibilidad de que una especie engendrara a otra, lo que llamó transmutación. Con la ayuda de los científicos Gould, Owen y Thomas Bell, cada uno desde su área, planteó en sus apuntes una sospecha: “¿Y si una especie se transforma en otra?”. Esto dio origen a la teoría de la selección natural, pues Darwin agregó a su idea original la reproducción excesiva y la lucha por su existencia. Darwin también propuso como guía de la evolución la selección sexual:
“Esta forma de selección depende de la lucha entre individuos de un mismo sexo, y generalmente entre los del masculino, para llegar a la posesión de las hembras. El resultado para el competidor vencido no es la muerte, sino poca o ninguna progenie, siendo por lo tanto la selección sexual menos rigurosa que la selección natural.
“Generalmente, los machos más vigorosos o aquellos que están mejor preparados para ocupar sus puestos en la naturaleza dejaran mayor descendencia (…) La guerra más severa tiene lugar entre los machos de los animales polígamos, que muy a menudo están provistos de armas especiales, y los machos de los animales carnívoros también se presentan bien armados, aunque a ellos y a otros pueda darles la selección sexual especiales medios de defensa, como la melena al león, la mandíbula de gancho al salmón, pues el escudo puede ser tan importante para la victoria como la espada o la lanza”.(1)
Darwin prefirió no tocar el tema en humanos pero sostuvo:
“La selección sexual podría dar cuenta de las diferencias raciales en los humanos: “Hemos visto que cada raza tiene su propio estilo de belleza (…) La selección de las mujeres más atractivas por parte de los hombres más poderosos de cada tribu, que en promedio criarían un mayor número de hijos, después de muchas generaciones modificaría en cierto grado el carácter de la tribu”.(2)
Sobre el último punto, los expertos aún no se ponen de acuerdo, pero hay indicios de que Darwin podría tener razón, al menos en parte, dice Ole Seehausen, de la Universidad de Bern y del Instituto Federal de Ciencia y Tecnología Acuática de Suiza.
Darwin murió sin saber en qué había de parar su teoría evolucionista. Según varios historiadores, fue Alfred Russel Wallace, un joven naturalista inglés, quién planteó sin saberlo la teoría de la evolución, a la que le llamó “Sobre la tendencia de las variedades de apartarse indefinidamente del tipo original” y que pasó a la historia como socio de Darwin. La teoría de la evolución tuvo su concreción cuando Francis Crick y James Watson descubrieron que las células tenían un código que contiene la información usada en el desarrollo y el funcionamiento de los organismos vivos conocidos. Con la Genética se inicia la era de la Biología Molecular, desarrollada a tal punto que el 26 de junio de 2000 logró hacer la secuenciación completa del genoma humano. La evolución es la base de biología y la ciencia modernas y una teoría revolucionaria que pone al desnudo las tradiciones teológicas y mitológicas, así se disfracen bajo un ropaje seudocientífico, como la llamada teoría creacionista del “diseño inteligente”.
La evolución y el origen de la vida seguirán estando en discusión, porque aún falta establecer varios hechos. Pero, sin duda, el legado de Darwin permitirá el desarrollo de la ciencia moderna hasta estadios hoy inimaginables.
(1) DARWIN. Charles. El origen de las especies. 1859 (2) IDEM
*Miembro de la Organización Colombiana de Estudiantes OCE - Bogotá
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