José Fernando Ocampo T., Bogotá, mayo 17 de 2010
En las grandes transformaciones políticas siempre surgen y se desarrollan tendencias ideológicas contrapuestas o complementarias. Así sucedió en el movimiento de 1810. Y sus contradicciones ideológicas y políticas no solamente condujeron a enfrentamientos en el terreno de las ideas, sino que produjeron luchas armadas. No pensaban igual Nariño y Torres, ni Bolívar y Santander, ni Vargas y Caldas, para mencionar los más identificados dirigentes de la revolución de independencia, a pesar de que no se manifestaban en forma organizada de partidos. La guerra de la mal llamada Patria Boba entre los ejércitos de Nariño y Torres no planteaba sino una diferencia fundamental en torno al carácter de nación unitaria o confederación de pueblos. Se trataba de un punto estratégico para el futuro de lo que sería la sociedad colombiana.
Camilo Torres representó una tendencia filosófica que no lo desligó de España, a pesar de haber sido condenado al patíbulo por Morillo. En el fondo siguió adherido a la escolástica que había recibido en las aulas de religiosos y a una tradición monárquica de la que no se liberó. A Pedro Fermín de Vargas lo estremeció la liberación mental a que lo condujo la rebelión filosófica de Mutis. Fue el más enciclopedista de los precursores en su ideología y en su posición política. Nariño no publicó la declaración francesa sobre los derechos del hombre por una curiosidad intelectual, sino por un convencimiento político que lo llevó a la cárcel y a la lucha militar contra el gobierno colonial. En Santander influyó como en ningún otro la gesta emancipadora de Estados Unidos, que perduraría en su concepción sobre el Estado y la República, a la cual unió el pensamiento revolucionario de los positivistas ingleses, Locke y, principalmente, Bentham, al que acudiría para la nueva educación neogranadina. Bolívar fue más ecléctico. Pasó de la escolástica a los enciclopedistas de ahí a los filósofos de la Revolución Francesa hasta los monárquicos ingleses. Por eso dudó de la democracia y se inclinó por regímenes dictatoriales o monárquicos. No consideraba al pueblo que había llevado a la independencia, preparado para un gobierno de elección popular.
La lucha revolucionaria de independencia aglutinó cuatro tendencias ideológicas: 1) Los enciclopedistas democráticos, opuestos al control eclesiástico sobre las mentes como a la unidad de religión y estado, con una nueva mentalidad sobre la sociedad y el poder político; entre ellos sobresaldría Pedro Fermín de Vargas. 2) Los liberales democráticos influidos por la Revolución Norteamericana y la Revolución Francesa con su sistema de gobierno democrático del que los estadounidenses fueron vanguardia mundial con su liberación de Inglaterra en 1782 y los franceses contra la monarquía; Nariño y Santander partieron de allí. 3) Los liberales monárquicos, radicales en su lucha contra el colonialismo, no convencidos de la democracia o influidos por regímenes europeos exitosos por entonces, con influencias de los revolucionarios franceses, temerosos de la experiencia gala de excesos y dubitaciones; allí estaría Miranda y se encuadraría también Bolívar con su constitución boliviana y su tentación monárquica con los ingleses. 4) Los escolásticos radicales, ceñidos a la fe católica, con fidelidad a la monarquía, unas veces con tendencia a unirse a España como provincia otras empeñados en la separación definitiva, unas inclinados a la construcción nacional otras partidarios de confederación de pueblos y regiones; podrían señalarse a católicos fervorosos como Torres y Caldas partidarios de esta alternativa como resultado de la lucha de 1810.
No era fácil unir en un solo movimiento revolucionario tendencias tan disímiles, no era fácil llevarlos a una guerra contra la potencia todavía la más poderosa del mundo, no era fácil aglutinar un ejército sin recursos, sin armamento moderno, sin militares experimentados. Eso fue lo que logró Bolívar. Unió, aglutinó, suavizó las diferencias, perseveró, mantuvo el ánimo guerrero, señaló el objetivo fundamental, aprovechó los recursos del medio, entendió el ánimo del pueblo, dirigió la revolución. Bolívar es el Libertador.
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